martes, 16 de abril de 2019

BENEFICIOS DE LA GRATITUD



Mostrar agradecimiento en todo momento por todos nuestros episodios de vida nos traerá grandes beneficios, que tal vez no los percibimos por mal manejo de nuestro carácter, pero han sido gratificados para nosotros por parte de Olódùmarè, Ifá y nuestros prójimos. Demostrar una falta de gratitud por cualquier cosa que se haya hecho para nosotros podríamos encontrarnos en una situación donde la ingratitud no sería tolerada y puede ser referido al lugar donde sus gritos de asistencia sean ignorados o manejados con ligereza. Ifá también dice es necesario saludar y alabar a Olódùmarè y a Ifá todos los días en la mañana, por todas las cosas buenas que ha recibido en la vida y pedir mas cosas buenas. Si esto lo hacemos como una práctica habitual jamás experimentaremos falta de las cosas buenas de la vida, de lo contrario tendremos una vida triste y preocupada. 

Ifá dice que es cuando amanece que nos saludamos el uno al otro
Fallar en saludarnos es igual a mantener la malicia
Negarse a saludar significa mantener malicia con tal persona
Esto emitió Ifá por Olúrómbí
Quien despierta temprano en la mañana
Y declaró que nunca saludaría a IFÁ de nuevo
Al preguntarle por qué
Respondió que siguió a Ifá mucho tiempo
Pero su Ifá no era de beneficio para ella
Òrúnmilà despertó temprano en la mañana
Dijo “buenos días a ti Olúrómbí”
Olúrómbí respondió con “hùn-ùn hun-un”
Òrúnmilà dijo “Olúrómbí, ¿por qué murmuras y gruñes?” (…)
Olúrómbí respondió que era porque no hijo propio
Òrúnmilà respondió que el hijo no estaba con el
Le pidió que viera a Ìròkò Olúwéré
Y pedir su bebé
Le aconsejó ofrecer ebo
Ella cumplió
Èsù Òdàrà la acompaño a visitar a Ìròkò
Ahora, Olúrómbí o, por favor apóyame
O Ìròkò, por favor ten piedad y se indulgente de mi condición
Muchas personas prometieron cabras
Sus delgadas cabras
Otros prometieron ovejas
Sus robustas ovejas
Pero Olúrómbí, prometió su hijo
Su hijo de tez clara como aceite de palma recién preparado
Olúrómbí, receptor de bebé
E Ìròkò, receptor de bebé
En poco tiempo, no muy lejano
Únete en medio de la felicidad
Ven y mira todo Ire en la vida.


Olúrómbí fue seguidora de Ifá por un tiempo. En cierto punto, se negó a saludar a Ifá. Òrúnmilà, al darse cuenta de esto, visitó a Olúrómbí temprano en la mañana para saludarla. Ella respondió con quejas. Òrúnmilà le preguntó por qué se quejaba, ella respondió que después de seguir a Ifá por tanto tiempo, no tenía riqueza para demostrarlo. Òrúnmilà vio la oportunidad de prepararle hierbas que hacían a la gente rica. Se hizo muy rica, pero todavía se negaba a demostrar su gratitud con Ifá.

Posteriormente Òrúnmilà, al darse cuenta que Olúrómbí se negaba a demostrar gratitud por haberse casado, se le acercó de nuevo y la saludó. Olúrómbí respondió con quejas.  Cuando Òrúnmilà preguntó por qué se quejaba, respondió que se le hacía imposible tener un esposo responsable y de su elección. Un trabajo de Ifá apropiado fue preparado para ella, y como resultado se convirtió en una exitosa esposa. También se convirtió en la envidia de otras esposas y solteronas. Sin embargo, Olúrómbí se negó a agradecer o demostrar gratitud a su Ifá que hizo todo esto posible para ella.

Luego de que IFÁ lograra hacer de Olúrómbí una mujer próspera, felizmente casada, aún se negaba a agradecerle, mostrar aprecio o dar gracias a Ifá por todo lo que había hecho por ella. Pero para demostrar que Ifá no le guardaba rencor y que no guardaba malicia, Òrúnmilà siguió visitándola temprano para saludarla. Como siempre, respondió murmurando y quejándose. Respondió que era porque no tenía casa propia. Òrúnmilà le preparó algunas hierbas, y en poco tiempo se convirtió en la dueña de una enorme mansión. Después de erigir y completar su edificación, se negó a agradecer a Ifá o demostrar alguna forma de gratitud.

Òrúnmilà se dio cuenta que luego de haberse asegurado una casa propia, Olúrómbí aún se negaba a agradecer a Ifá. Fue a saludarla temprano en la mañana. Olúrómbí se quejó y aclaró que su negación en agradecer a Ifá era por no tener un hijo propio. En este momento Òrúnmilà dijo que tenía algunas preguntas que responder. Òrúnmilà le hizo las siguientes preguntas:

1.    Cuando te quejaste de no tener dinero, te hice próspera mas allá de lo que podías imaginar, ¿regresaste para agradecerlo o mostrar gratitud?” Preguntó Òrúnmilà. Ella respondió que no lo hizo.

2.    Cuando te quejaste de no tener esposo, hice lo posible para que tuvieras el esposo de tus sueños. Te convertiste en la envidia de todas. Todas rezaban por tener un esposo como el tuyo. ¿No fue así?” “Fue así”, respondió Olúrómbí. “¿Regresaste para agradecerlo o mostrar gratitud?” “No, nunca lo hice”, respondió Olúrómbí.

3.    Cuando te quejaste de no tener casa propia, Ifá hizo lo posible para erigir la mansión más grande de tu entorno. ¿No fue así?” Preguntó Òrúnmilà. “Fue así”, respondió Olúrómbí. “¿Regresaste para agradecerlo o mostrar gratitud a Ifá y Olódùmarè que lo hicieron posible?” “No, no lo hice”. Respondió Olúrómbí.

Entonces, Òrúnmilà declaró que ella era la persona que nunca supo cómo demostrar gratitud por las buenas acciones hechas por ella. Por esta razón, Òrúnmilà le dijo su hijo no estaba con el. “Si necesitas un hijo, ve y ruega en el hogar de Ìròkò Ogbó Olúwéré”.

Ifá le dijo que conocería muchas otras personas que han ido por solicitudes similares. La única condición era que necesitaba hacer un solemne pacto con Ìròkò Ogbó luego de recibir lo que han pedido.

Le dijeron que debía mencionar cualquier cosa que sabía que sería capaz de redimir como pacto, sin importar cuan pequeña sean. Òrúnmilà le advirtió que no exhibiera el tipo de actitud que había demostrado con el. Con eso, fue despachada.

Cuando Olúrómbí llego al altar de Ìròkò, conoció muchas mujeres haciendo sus solicitudes. “Ìròkò, si me das un hijo, estaré aquí el próximo año para darte una gran carnera”; “Ìròkò, necesito un hijo, si me lo das, vendré el próximo año para darte una gran chiva”; “Ìròkò, la familia de mi esposo ha planeado desaparecerme porque no puedo concebir un hijo, si me das un hijo, traeré una gran gallina el próximo año en la misma época”; “Gran Ìròkò, árbol en la tierra, Deidad en el cielo, mi hogar está siendo amenazado porque no puedo darle un hijo varón a mi esposo. Hazlo posible para mí y así poder darle un hijo antes que cualquier otra mujer. Si haces esto por mi, te daré un gran carnero de cuernos retorcidos el próximo año. Estas eran algunas de las solicitudes que escuchó Olúrómbí de otras mujeres. Sin embargo, no creía que Ìròkò fuera capaz de cumplirlas. Cuando llegó su turno de hacer su solicitud, ella dijo: “Ìròkò, he venido para que me des mi bello hijo. Si me das este hijo, vendré el próximo año a sacrificar al niño como gratitud”. Todas la miraron sorprendidas y conmoción. Le aconsejaron que hiciera otra solicitud pero se negó. Ìròkò le dijo que pensara bien su solicitud y ella respondió que dijo lo que tenía en su mente. Todas se dispersaron.

Al mes siguiente, quedó embarazada. Diez meses después, dio a luz a un hermoso bebé varón. Era el bebé mas hermoso de toda el área. Era de tez clara, fuerte, saludable y feliz. El mismo Èsù Òdàrà lo cuidaba. El bebé se convirtió en el bebé de toda la comunidad y todos lo amaban.

Sin embargo, al llegar el momento de cumplir la promesa que Olúrómbí había hecho, no podía dormir. Lloraba todos los días en todo momento. Dijo que nunca supo lo que Ìròkò podía hacer por ella. Pensó que no podría tener el bebé. Su razón era que Òrúnmilà sabía que ella era estéril y por ello la refirió a Ìròkò. Ahora que había tenido su bebé, no podía pensar en perderlo. Se llenó de valentía y fue a una consulta de Ifá.

En la casa del Babaláwo, le dijo que presentaba ese dilema por no saber como demostrar apreciación y gratitud cuando alguien hacía algo bueno por ella. Sin embargo le aconsejaron ofrecer ebo lo cumplió inmediatamente. Èsù Òdàrà se ofreció a acompañar a Olúrómbí, ya que el día sería muy amargo para ella.

En el altar, Olúrómbí vio a todas las mujeres que había conocido el año anterior cumpliendo sus promesas. Fueron con gallinas, cabras, ovejas, carneros, machos cabrios, palomas, comida e Ìròkò lo recogía todo. Ìròkò veía a Olúrómbí con desprecio. Al llegar su turno, con la tristeza mas profunda, Olúrómbí se arrastró por el suelo rogándole a Ìròkò de tener misericordia en ella. Ella dijo que solo era feliz por su bebé. Ìròkò, en vez de mostrar compasión, demostró mas desprecio hacia ella. Ìròkò le dijo que nadie la obligó a hacer esa promesa. Eso fue lo que prometió que llevaría si se cumplía su deseo de tener un hijo. Una promesa, insistió Ìròkò, es una promesa. Ìròkò dijo que el chivo que había llevado era inaceptable. Olúrómbí lloró y lloró. Ìròkò no cedió. En ese momento, Èsù Òdàrà le pidió el bebé a Olúrómbí. Así lo hizo. Le pidió el chivo. También lo hizo. Èsù Òdàrà le prometió a Ìròkò que el bebé sería sacrificado y se le daría la cabeza. Ìròkò respondió que sería aceptable.  Èsù Òdàrà sacó el cuchillo que Olúrómbí ofreció como parte de su ebo. Colocó al bebé sobre el suelo y al mismo tiempo al chivo al lado de el. Èsù Òdàrà astutamente escondió y pasó el bebé a la madre y sacrificó al chivo. Envolvió la cabeza del chivo en un paño blanco y se la dio a Ìròkò. Ìròkò aceptó el paquete. Al desenvolverlo, descubrió que contenía la cabeza del chivo. Ìròkò protestó. Èsù Òdàrà respondió que nadie recolecta una cabeza dos veces. “¿Por qué no miraste bien el paquete antes de aceptarlo como promesa?” 

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