lunes, 10 de agosto de 2015

PASOS PARA CAMBIAR DE LOS MALOS ACTOS A LA HONESTIDAD !!!



La honestidad (Del latín honestitas) o también llamado honradez es el valor de decir la verdad, ser decente, recatado, razonable, justo y honrado. Desde un punto de vista filosófico es una cualidad humana que consiste en actuar de acuerdo como se piensa y se siente. Se refiere a la cualidad con la cual se designa a aquella persona que se muestra, tanto en su obrar como en su manera de pensar, como justa, recta e íntegra. Quien obra con honradez se caracterizará por la rectitud de ánimo, integridad con la cual procede en todo en lo que actúa, respetando por sobre todas las cosas las normas que se consideran como correctas y adecuadas en la comunidad en la cual vive.

La honestidad es una cualidad humana que consiste en comportarse y expresarse con coherencia y sinceridad, y de acuerdo con los valores de verdad y justicia. En su sentido más evidente, la honestidad puede entenderse como el simple respeto a la verdad en relación con el mundo, los hechos y las personas; en otros sentidos, la honestidad también implica la relación entre el sujeto y los demás, y del sujeto consigo mismo.

Dado que las intenciones se relacionan estrechamente con la justicia y se relacionan con los conceptos de "honestidad" y "deshonestidad", existe una confusión muy extendida acerca del verdadero sentido del término. Así, no siempre somos conscientes del grado de honestidad o deshonestidad de nuestros actos: el auto-engaño hace que perdamos la perspectiva con respecto a la honestidad de los propios actos, obviando todas aquellas visiones que pudieran alterar nuestra decisión.

Ifá dice que todos los actos, buenos o malos, ciertamente se limpiaran en el que los hace. Si hacemos el bien, seremos recompensados con el doble de lo que hicimos, si hacemos el mal, solo podemos esperar que el mal caiga dos veces sobre nosotros.

Ifá nos aconseja e impulsa para que cambiemos de los malos actos a la honestidad. De cualquier manera, existe líneas guía para hacer esto. Ifá dice que los pasos a seguir son muy simples y deben de seguirse. No hay ningún atajo.

1. debemos de reconocer que hemos ido mal
2. debemos de llenarnos de remordimiento por nuestros malos pensamientos, palabras y obras
3. debemos de estar convencidos de querer cambiar del mal al bien
4. debemos de confesar nuestros malos pensamientos actos y obras a aquellos que han sido víctimas de estos
5. debemos de estar convencidos de no querer tener malos pensamientos, actos y obras nuevamente

Un ejemplo clásico puede ser en Òfún-Òdí. En este canto Ifá dice:

Apretaste los músculos del ano y tuviste flatulencias
(para suprimir el ruido)
Fallaste al apretar los músculos del ano y tuviste flatulencias
(para hacer el ruido más fuerte)
Después de cometer un mal acto
Te negaste a disculparte
Le reclamaste a cualquiera que quiso enfrentarte
Hiciste un esfuerzo desesperado de justificar lo injustificable
Estas fueron las declaraciones del oráculo para una madre que tiene un hijo
Que estaba viajando para hacer negocios en el mercado de
Èjìgbòmekùn
Reza, admite que la flatulencia de ayer
La tuviste tu No tu hijo La tuve yo
Yo tuve fuertes flatulencias
Oh, que ruido tan fuerte hice Soy yo quien tuvo flatulencias
Ciertamente no fue mi hijo
Soy yo quien tuvo flatulencias 



LA HISTORIA VA ASÍ:
La mujer en cuestión planeó ir y hacer negocios en el mercado de Èjìgbòmekùn. Este mercado estaba situado en un lugar cercano al viejo Òyó. Ella mandó y consultó al oráculo. El Bàbáláwo le dijo que sus negocios serían exitosos, pero le advirtieron que no mintiera en contra de las almas inocentes, ofreció un sacrificio por el éxito de sus negocios pero falló al seguir la advertencia del Bàbáláwo. En el mercado, ella tuvo flatulencias, la primera vez, cuando los demás percibieron el olor, ella dijo que había sido su hijo. La segunda y la tercera vez otra vez dijo que era su hijo el que tenía flatulencias y no ella. La cuarta vez la flatulencia fue tan fuerte que todos indignados dirigieron su atención hacia ella. En vez de admitir su culpa, empezó a darle nalgadas al niño. Aquellos que estaban presentes le dijeron que la flatulencia había sido muy fuerte como para venir de un niño. En vez de sentirse mal, empezó a reclamarles que ella era la dueña del niño y que sabía lo que podía hacer y que no era de su incumbencia. Después dijo que ella era libre de hacer lo que quisiera con su hijo y que las nalgadas le enseñarían una lección que difícilmente olvidaría. El niño empezó a llorar. Poco después el niño tenía una fiebre muy alta. Fue ahí cuando recordó que era su único hijo y que no le era posible tener otro bebé. Estaba aterrada y confundida. En este estado volvió con el Bàbáláwo.

El Bàbáláwo le dijo que le había hecho daño a su hijo. El Awo se hizo algunas preguntas y las respuestas fueron las siguientes: 1. El Bàbáláwo le preguntó que el reconocía o no que le había hecho mal al niño. Ella respondió afirmativamente. 2. Le preguntaron si sabía o no que no debió hacer eso. Ella respondió afirmativamente. 3. le preguntaron si estaba lista o no para confesar su mala acción, yendo al mercado a anunciar a aquellos que estaban presentes que la persona de las flatulencias era ella y no su hijo a quien culpó. Ella respondió afirmativamente. 4. le preguntaron si estaba lista o no para no volver al mal camino. Ella respondió afirmativamente. Ella hizo todo eso y su hijo sanó. La vida de la madre también dio un cambio para ser mejor, se volvió más feliz y gloriosa. Finalmente, en cualquier posición en la que nos encontremos, debemos hacer el bien mostrando pena, justicia y honestidad.


fuente:
Chief Oluwo Solagbade Popoola
Wikipedia
 

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